¿Qué es un proindiviso?
Un proindiviso es la situación jurídica en la que un bien pertenece a varias personas de forma conjunta. Cada propietario es titular de una cuota de participación, pero ninguno puede decir que una parte concreta del bien es suya.
Por ejemplo:
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Tres hermanos heredan una casa y cada uno es titular del 33,3%.
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Dos amigos compran un piso y cada uno tiene el 50%.
El artículo 392 del Código Civil define la comunidad de bienes (o proindiviso) como aquella situación en la que la propiedad de una cosa o un derecho pertenece pro indiviso a varias personas.
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Derechos de los copropietarios
Cada titular en un proindiviso tiene derechos concretos sobre el bien:
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Usar la cosa común: todos pueden utilizarla, siempre que no perjudiquen los derechos de los demás.
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Participar en los beneficios: si el bien genera rentas (por ejemplo, un piso alquilado), estas se reparten en proporción a la cuota de cada uno.
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Transmitir su parte: cualquier copropietario puede vender o donar su participación a otra persona. El resto de comuneros tienen derecho de tanteo y retracto.
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Pedir la división del bien: ningún copropietario está obligado a permanecer indefinidamente en el proindiviso.
Obligaciones de los copropietarios
Además de derechos, los comuneros también tienen obligaciones:
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Contribuir a los gastos de conservación, impuestos, seguros y cargas del bien.
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Respetar el uso pactado: si los copropietarios acuerdan un sistema de turnos o de explotación, deben cumplirlo.
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Responder ante terceros en proporción a su cuota.
¿Cómo se gestiona un proindiviso?
En la práctica, la gestión de un proindiviso puede generar conflictos. Para administrar el bien común se requiere:
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Acuerdo por mayoría: las decisiones sobre la gestión ordinaria se adoptan por mayoría de cuotas.
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Unanimidad: para actos que afecten a la sustancia del bien, como venderlo entero o hipotecarlo, se necesita acuerdo unánime.
¿Cómo disolver un proindiviso?
El artículo 400 del Código Civil
stablece que “ningún copropietario estará obligado a permanecer en la comunidad”. Esto significa que cualquier persona que tenga una cuota en un proindiviso puede pedir su disolución en cualquier momento, incluso aunque el resto no esté de acuerdo.
Las principales formas de disolver un proindiviso son:
Acuerdo amistoso
Es la vía más recomendable, rápida y económica. Los copropietarios llegan a un pacto sobre el destino del bien:
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Venta del inmueble y reparto del precio según las cuotas.
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Adjudicación a uno de los copropietarios, que compra la parte de los demás.
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Permuta o compensación económica, si uno se queda el bien y entrega dinero al resto.
Este acuerdo suele formalizarse en escritura notarial, especialmente cuando se trata de inmuebles.
Venta de la cuota indivisa
Si no hay acuerdo global, un copropietario puede vender su participación a un tercero. El resto de comuneros tienen derecho de tanteo y retracto (art. 1522 CC), es decir, preferencia para comprar esa parte en las mismas condiciones.
Procedimiento judicial de división
Cuando no existe consenso, cualquier copropietario puede solicitar la división judicial del bien. Si este es indivisible (como una vivienda), el juez ordenará su venta en pública subasta y el reparto del precio entre los copropietarios según su cuota.
Aunque es una solución efectiva, suele ser la menos ventajosa, ya que el bien puede venderse por debajo de su valor de mercado y los costes judiciales reducen el beneficio final.
Ejemplos habituales de proindivisos
El proindiviso aparece en múltiples situaciones de la vida cotidiana. Aunque pueda parecer una fórmula práctica para compartir la propiedad de un bien, en la práctica suele generar conflictos de intereses entre los copropietarios. Estos son los casos más habituales:
Herencias
Es el supuesto más frecuente. Cuando varias personas heredan una vivienda, un terreno o cualquier otro bien inmueble, todos los herederos pasan a ser copropietarios en proindiviso hasta que se reparta la herencia.
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Ejemplo: tres hermanos heredan la vivienda de sus padres y cada uno tiene una tercera parte indivisa.
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Problema: un típico problema de herencias entre hermanos, se da cuándo uno quiere vender, otro quiere alquilar y el tercero quiere conservarla para uso familiar. Mientras no haya acuerdo, ninguno puede imponer unilateralmente su voluntad.
En estos casos, lo ideal es negociar una solución amistosa (venta, adjudicación a uno de los herederos o reparto económico). Si no hay acuerdo, cualquier heredero puede acudir al juzgado y solicitar la división del proindiviso, lo que suele acabar en subasta pública.
Divorcios o separaciones
Otro escenario muy común es el de la vivienda familiar en propiedad conjunta. Tras el divorcio o la separación, los excónyuges siguen siendo copropietarios del inmueble si no han llegado a un acuerdo de adjudicación.
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Ejemplo: un matrimonio con un piso al 50%. Tras la separación, uno se queda residiendo en él, pero el otro quiere vender su parte.
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Problema: el uso del inmueble, el pago de la hipoteca pendiente o los gastos de comunidad suelen convertirse en puntos de conflicto.
En estos supuestos, si ninguno quiere ceder ni comprar la parte del otro, se acaba acudiendo a la vía judicial para forzar la venta.
Inversiones conjuntas
En ocasiones, amigos o socios adquieren de manera conjunta un local, un terreno o una vivienda como inversión.
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Ejemplo: dos amigos compran un local al 50% con la idea de alquilarlo y obtener rentas.
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Problema: uno quiere vender la propiedad para recuperar su inversión, mientras el otro prefiere seguir alquilando para obtener beneficios a largo plazo.
Este tipo de discrepancias suele derivar en bloqueos: el bien no se vende ni se explota de forma eficiente, y los desacuerdos personales pueden complicar aún más la situación.
Otros supuestos
Además de los anteriores, los proindivisos también aparecen en:
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Compraventas parciales de inmuebles: una persona compra un porcentaje de un bien ya copropiedad de varios.
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Situaciones familiares complejas: cuando padres e hijos adquieren juntos una vivienda o un terreno.
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Bienes rústicos o terrenos sin división material: por ejemplo, varias familias con cuotas sobre un mismo terreno agrícola.
Ventajas y desventajas de un proindiviso
Ventajas:
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Permite compartir gastos e inversiones.
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Facilita el acceso a bienes costosos (viviendas, terrenos, negocios).
Desventajas:
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Limitaciones para disponer del bien sin acuerdo.
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Conflictos entre copropietarios.
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Riesgo de que un comunero fuerce la división mediante demanda judicial.
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Preguntas frecuentes
Legalmente, proindiviso y condominio son lo mismo: la copropiedad de un bien entre varias personas (art. 392 CC). La única diferencia es de uso coloquial: proindiviso suele emplearse para bienes indivisibles, como una vivienda, y condominio para bienes divisibles, como una finca rústica.
Sí, cada copropietario puede vender libremente su cuota. Sin embargo, el resto de comuneros tienen derecho de tanteo y retracto (art. 1522 CC), lo que significa que pueden comprar esa parte con preferencia frente a un tercero.
Nadie está obligado a permanecer en un proindiviso. Si no hay acuerdo para disolverlo, cualquier copropietario puede acudir al juzgado y solicitar la división del bien. Si es indivisible, se procederá a la venta en subasta pública y se repartirá el dinero.
Cada copropietario debe asumir los gastos de conservación, impuestos y cargas en proporción a su cuota de participación. Esto incluye comunidad de propietarios, seguros, IBI, derramas, etc.
En las herencias, hasta que no se adjudican los bienes, los herederos son copropietarios en proindiviso. La forma más práctica de salir de esta situación es acordar una partición de herencia o, en su defecto, solicitar la división judicial.
No. El juicio es la última opción cuando no hay consenso. Lo recomendable es intentar una solución amistosa: vender el bien, adjudicarlo a uno de los copropietarios o llegar a un acuerdo económico.